El trabajo agrícola se desarrolla frecuentemente de forma individual y aislada, con lo que el conocimiento e identificación de los riesgos y medidas preventivas y de protección a adoptar se hace más necesario si cabe.
El sector agrícola tiene unas características singulares, en algunos casos similares a otros sectores como la industria o la construcción como pueden ser las siguientes:
Se dan otras características consideradas específicamente del sector agrario y que complementan a las anteriores aumentando su singularidad:
Los riesgos fundamentales provienen del trabajo a la intemperie y superficies irregulares, uso de herramientas y maquinaria, uso de productos químicos, contacto con tierras, abonos y aguas de riego con posible contaminación biológica y/o química, y del manejo de animales y sus productos en el caso de la ganadería.
Los trabajadores del sector han pasado de estar sometidos fundamentalmente a factores de riesgo de tipo físico (condiciones climatológicas adversas como frío, viento, humedad, lluvia y radiaciones solares), y otros como adopción de posturas extremadamente forzadas, exposición a contaminantes en forma de polvo, exposición a agentes infecciosos (tuberculosis, tétanos, brucelosis, leptospirosis o fiebre de los arrozales, tifus...), y alérgicos (presencia de polen, picaduras...), a los que predominan actualmente que son factores de riesgo para la salud de tipo mecánico, derivado del uso de maquinaria (exposición a vibraciones, ruido...) y de tipo químico derivado principalmente del uso de productos fitosanitarios, biocidas y fertilizantes. A estos factores se les han ido uniendo los riesgos psicosociales que, como en los demás sectores, cada vez adquieren mayor peso.
Una gran parte de las tareas propias del sector agrario se desarrollan al aire libre, sin instalaciones fijas y en lugares aislados, a diferencia de otras actividades productivas, estando estos trabajadores expuestos a factores de riesgo característicos relacionados con el medio natural (temperaturas extremas, lluvia, viento, radiaciones, etc.).
La exposición excesiva al calor por razones laborales es uno de los factores de riesgo para la afectación de la salud por el efecto de altas temperaturas. Esta exposición a temperaturas excesivas puede provocar problemas de salud como calambres, deshidratación, insolación, golpe de calor (con problemas multiorgánicos que pueden incluir síntomas tales como inestabilidad en la marcha, convulsiones e incluso coma). En algunas personas, especialmente sensibles, con determinadas enfermedades crónicas, sometidas a ciertos tratamientos médicos y con discapacidades que limitan su autonomía, los mecanismos de termorregulación pueden verse descompensados y agravar esta situación.
Las bajas temperaturas causan malestar general, disminución del rendimiento psicofísico, falta de destreza manual por vasoconstricción, y pueden agravar problemas cardiacos y de las vías respiratorias.
El ruido puede ser un problema en el uso de casi todos los tipos de máquinas, tractores, cosechadoras, sierras, etc. pudiendo provocar pérdida de audición, así como tensión muscular y contribuir a la aparición de fatiga.
Puede existir exposición a vibraciones mecánicas procedentes de muchas herramientas y máquinas, motocultores y tractores, que se ve incrementada por su uso en terrenos irregulares. Pueden ser vibraciones transmitidas al cuerpo completo (en el uso de vehículos tractores, cosechadoras…) o bien transmitidas a través del eje manobrazo, originadas principalmente por el uso de maquinaria o herramientas (motosierras, motocultores…). Los efectos serán variables y dependientes de la frecuencia de las mismas, del punto de entrada al organismo y de la aceleración transmitida. Con carácter general, los principales efectos serán osteomusculares y circulatorios, así como otros relacionados con las funciones del sistema nervioso central.
El polvo puede proceder de las tierras removidas, de vegetales, de la limpieza de instalaciones como silos de almacenamiento, establos, etc., por lo que su composición puede ser mineral u orgánica, y son factores de riesgo presentes en muchas actividades agrarias, que sobre todo dependiendo de su composición, tamaño de partículas, intensidad de la exposición, etc., pueden ocasionar desde problemas irritativos de mucosas hasta problemas respiratorios o alérgicos de mayor importancia.
Las medidas preventivas que se suelen recomendar en estos riesgos físicos son:
Los trabajadores del sector agrario pueden estar expuestos a diversos productos químicos, siendo fundamentalmente los productos fitosanitarios, los biocidas, y los fertilizantes químicos (nitratos, fosfatos…) los más importantes. Por su toxicidad y frecuencia de uso, los productos fitosanitarios en agricultura y biocidas en ganadería, son los que más preocupan.
Debido a que estos productos están diseñados para eliminar o controlar organismos vivos y vegetales indeseables, también pueden implicar riesgos de distinto tipo para la salud humana, debido a sus propiedades toxicológicas intrínsecas y a los modos de utilización correspondientes. Estos riesgos diferirán de unos fitosanitarios y biocidas a otros, dependiendo fundamentalmente del tipo de sustancia o sustancias que lo componen y de sus concentraciones y tipo de formulación. El riesgo depende también del tiempo de exposición y de la actividad que se está desarrollando (mezcla del producto, aplicación, limpieza y mantenimiento normal del equipo de aplicación…), del cultivo y del tipo de equipo utilizado, existiendo además una serie de factores ambientales como las condiciones de trabajo y factores individuales o de otro tipo que pueden condicionar el daño que producen.
Como efectos inmediatos en el manejo de los fitosanitarios, pueden producirse quemaduras o intoxicaciones agudas. A largo plazo, tras exposiciones frecuentes, puede darse cáncer, alteraciones de la reproducción o intoxicación crónica.
Los fertilizantes, tanto químicos como orgánicos, pueden dar lugar a mareos, dolores de cabeza, quemaduras en piel y mucosas, asfixia, infecciones por presencia de agentes biológicos, etc.
Como medidas preventivas, cabría destacar las siguientes indicaciones:
Si se trabaja con productos fitosanitarios es necesario tener un carné de manipulador.
La realización de movimientos repetitivos, el mantenimiento de posturas forzadas y la manipulación manual de cargas son factores de riesgo presentes en los puestos de trabajo del sector. Existen múltiples tareas en las que los trabajadores pueden verse expuestos a dichos factores.
Los trabajadores realizan las tareas de pie, sobre escaleras, y agachados o de rodillas, posturas en las que suelen permanecer largos periodos de la jornada, salvo algunos conductores de maquinaria que realizan los trabajos sentados. Los esfuerzos, los movimientos repetitivos y la carga física también suelen ser relevantes en cualquier jornada de trabajo en este sector.
Las lesiones asociadas más frecuentemente a dichos factores se dan en tendones, músculos y nervios del hombro, antebrazo, codo, muñeca y mano, así como las lesiones articulares en miembros inferiores y columna vertebral. Los diagnósticos incluyen tendinitis, peritendinitis, tenosinovitis, mialgias y neuropatías por atrapamientos de nervios distales.
Las posturas forzadas originan igualmente trastornos musculoesqueléticos. Estas lesiones son de aparición lenta, por lo que se suelen infravalorar los síntomas, hasta que el problema se cronifica y aparece el daño permanente; se localizan especialmente en el tejido conectivo, sobre todo en tendones y sus vainas, y pueden también dañar o irritar los nervios.
La manipulación manual de cargas se asocia con fatiga fisiológica y con alteraciones musculares (contracturas, calambres y rotura de fibras), tendinosas y ligamentosas: sinovitis, tenosinovitis, roturas, esguinces, bursitis, lesiones de los discos intervertebrales y estructuras adyacentes.
La primera causa de baja en los trabajadores del sector corresponde a enfermedades que asientan en el aparato locomotor, de las que las dolencias de columna vertebral, especialmente lumbalgias, suponen un importante porcentaje.
Para evitar estas lesiones, se recomienda:
La evolución de la maquinaria agrícola en los últimos tiempos ha supuesto un gran incremento de la productividad y facilita además la realización de las tareas y labores que se realizan.
A cambio, han aparecido nuevos riesgos relacionados con la maquinaria que antes eran ajenos al sector del campo como pueden ser atrapamientos, golpes o cortes ocasionados por las partes móviles no protegidas de las máquinas, atropellos o aplastamientos por vuelco de tractor u otros aperos, etc…
En el uso de herramientas, manuales y mecánicas, se presentan riesgos entre los que destacan golpes y cortes, proyecciones de partículas y sobreesfuerzos.
Como medidas preventivas se pueden recomendar: